Siempre en esta época de navidad rememoramos esos inmensos pesebres que hacían en nuestras casas, ocupaban un salón completo y eran tan grandes que podíamos hacernos parte de el, bien fuera subiéndonos en el o metiéndonos bajo la mesa que lo soportaba. El olor a papel encerado, a aserrín y a musgo creaban un aroma inconfundible que identificaba este inolvidable acontecimiento. En el pesebre entonces, se mezclaban entre los camellos de los reyes nuestros carritos de juguete preferidos, al lado de los caminos filábamos pequeñas casas de cartón.
Los lagos se hacían con un espejo que empotrábamos entre el musgo y en el nadaban igual cisnes que gallinas, las cascadas eran tiras de papel celofán que simulaban agua cayendo desde las rocas, la imaginación era el límite. Esa era nuestra consola de juegos en esos años inolvidables.
En esta navidad del 2010 entré a la iglesia de La Inmaculada del barrio La Floresta en Medellín recientemente remodelada, y hallé este hermoso pesebre a todas luces antiguo y hermoso, quiero
compartir sus imágenes para deleite de los que guardamos en el corazón, mezclados con nuestra fe en el Divino Nacimiento, los aromas del musgo y el aserrín.
Esperamos que hayan pasado una bonita navidad y les deseamos de corazón un próspero año 2011
Iglesia de La Inmaculada
Este es el nacimiento en mi casa pues el de la iglesia no se pudo fotografiar
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